El blog de 3ro. F y 3ro. A de Escuela ORT, año 2010

lunes, 16 de agosto de 2010

Servicio a domicilio

Paula este cuento lo escribí el año pasado ya que la profe nos había pedido que se los pasemos por mail porque lo iba a subir a no sé donde pero nunca lo hizo, espero que les guste.

Servicio a domicilio

Era tarde. Me habían pedido que investigara el presunto “suicidio” de la calle Monroe al 1692.
Entré. Comencé por ver el cuerpo. Por el estado del difunto parecía muerto hacía cinco horas. Al lado de él había una pistola calibre 42 con sangre la cual tomé para analizar. Después, recorrí el living y vi que había un helecho destruido en la alfombra y esa fue mi primera sospecha de por qué no fue un suicidio porque un helecho en la alfombra significaba que hubo una persecución. Después, vi que había manchas de sangre desde el living hasta el cuerpo. Eso era una señal clara de que había sido un asesinato pero la pregunta era: ¿Quién y por qué lo mató?
Antes de irme noté que había un cajón abierto y supuse que le asesino había tomado algo de ahí, que él ya conocía perfectamente la casa, que él sabía exactamente donde se encontraban las pertenencias de la víctima. Eso despertó mi duda y me quedé en la casa a investigar un poco más.
Entonces, supuse que el asesino ya conocía a la víctima. Después, vi el cuerpo para ver si encontraba algún indicio de algún material. 
Sorpresivamente, encontré polvo y cenizas provenientes del asesino. Eso quería decir que él trabaja de plomero o acostumbraba a trabajar con ese material. Entonces, empecé a buscar algo que me diera una pista: quién era el plomero de la casa. Y ahí fue cuando lo noté, que en forma destacada, había un cartel que decía: plomero a las 24 horas. En caso de que necesites comunicarte conmigo mi teléfono es 4073-9687. Yo enseguida tomé el teléfono y llamé. Mintiéndole, le dije que quería que me arreglara la tubería de mi casa y que como era un asunto importante para discutir que nos reuniéramos en un café que suelo ir que queda en Av. Lacroze 2032. Pero yo sólo quería investigarlo para ver si él era el asesino. Llegó el día. Nos juntamos y ahí empezamos a charlar. Noté que no tenía mucho dinero por cómo se vestía y porque al mozo no se animaba a pedirle nada. Mientras hablábamos yo fingía escucharlo. Al final, quedamos un horario y día, obviamente esto no va a pasar. Yo le pedí su dirección a propósito diciéndole por si necesitaba algo urgente y el teléfono. Después ya sabiendo su dirección podría pedir una orden en su casa para poder sacarle sangre y comprobar que él era el asesino.
Al otro día justo antes de que él saliera para mi “casa”, entré a su casa con una orden y le pedí sus huellas digitales. Obviamente, él estaba sorprendido pero colaboró gentilmente.
Después de analizar la huella de la mano con la huella de la pistola calibre 42 y las cenizas noté, sin sorprenderme, que eran iguales. El asesino fue enjuiciado y le dieron 20 años de cárcel. Fue unos de los asesinos mas torpes que vi en mi vida, pero igual me dio un poco de lástima.
FIN

Por Rodrigo Aparicio
2ºF

1 comentario:

  1. Buenísimo, recuperar así el trabajo...ahora lo leo y le subo alguna imagen. Gracias Rodrigo

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