¿Qué hay de malo en recordar? La pregunta debería ser: ¿Para qué te serviría recordar? Para nada, entristecerte solamente, y eso fue lo que me produjiste, yo recordé que era una mujer, que vivía en una superficie dulce y tibia, que los ojos eran tiernos y vivos, y los de la boca, trémulos y acariciantes se posaban sobre los míos. Recordé que conocí el amor. Recordé que los ojos no solo sirven para ver, y que ahora no tengo con que llenar ese vacío. ¡Me duele tanto recordar!
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